Antiguamente la embarazada era muy respetada dentro de la cultura Rapa Nui, los antepasados han dejado rastro de ello, por ejemplo en algunos moai,sobre madera,sobre rocas, en ellos han dejado diversos símbolos que representan el proceso del embarazo y el nacimiento.
A lo largo del proceso de gestación, no solo participa la madre y el padre, si no que además están otras figuras que son parte de la familia,ayudando en este hermoso proceso,la figura del padre del bebé a quien se le denomina Miha,debe guiarlo para que el acompañe a la madre en todo momento, sea un soporte y cuide a su vez al bebé durante este periodo y después del parto.
Ma Nua que son las abuelas, irán aportando en este periodo con su sabiduría ancestral, y dando contención a la madre en todo momento.
Como se mencionó anteriormente la embarazada era sagrada dentro de la sociedad Rapa Nui, el embarazo no solo altera el cuerpo de la mujer, si no además su relación con el entorno,la naturaleza, perdiendo así defensas físicas y espirituales. Por lo tanto es necesario que exista un buen cuidado de la embarazada y asegurar la salud del bebé que viene en camino, se debe tener una actitud positiva con la madre, de lo contrario cualquier dificultad que esta tenga recaerá en el niño. El rol de la familia es fundamental para
brindarle todo el apoyo y seguridad que ella requiera.
a continuación se mostraran algunos conceptos que podrán permitir comprender las creencias que se tenían en la antigüedad y que hoy en dia en algunas familias se conservan aun.
TE VĀRUA- Los espíritus: los vārua son espíritus ancestrales que viven con nosotros y
se manifiestan de diferentes maneras. Existen dos tipos de vārua: los buenos y los
malos. Los vārua buenos protegen y cuidan a la embarazada. Los vārua malos se
apoderan del alma ancestral de la embarazada. Para evitar el contacto con los vārua
malos, la embarazada debe estar en constante oración y compañía. El embarazo
debilita la protección del cuerpo contra los vārua malos, por tanto, la embarazada
nunca debe bañarse fuera de la casa ni mostrar su cuerpo, ya que puede tentar a los
vārua a que la molesten durante su sueño.
TE KŪHANE - El alma ancestral: el alma ancestral habita en nuestro cuerpo. Nuestras
pertenencias personales son una vía de acceso, de expresión y de comunicación de esta alma. Por tanto, la mujer embarazada debe tener especial cuidado de no olvidar ninguna prenda de ella ni del bebé fuera de la casa por la noche, ya que el vārua malo puede robar o apoderarse de su alma ancestral.
TE HAKARI - El cuerpo: se refiere al cuerpo físico de las personas. El ajuste inicial del cuerpo de la mujer al estado de embarazo es detectado precoz mente por las abuelas de la
comunidad. Una mujer que recién ha concebido un bebé puede ser reconocida inmediatamente, aunque ella ni siquiera sospeche que esté embarazada. Incluso las abuelas son capaces de detectar el sexo del bebé o si son mellizos en esa etapa tan temprana, simplemente observando a la mujer. Para esto, no es necesario que convivan con la mujer que está recién embarazada o tengan una relación familiar directa, se trata de una lectura que ellas pueden hacer del cuerpo. También pueden reconocer a un hombre que va a ser padre sin que éste tenga la certeza que va a serlo, basándose en la lectura que hacen del rostro del futuro padre.
TE HENUA - La tierra: corresponde a la asociación y descripción, desde la cosmovisión rapa nui, entre la tierra y la placenta. La placenta representa la tierra en que vivió el bebé durante el embarazo. Después del nacimiento del niño o niña, la placenta es entregada a la familia para que la devuelvan a la naturaleza. ¿Cómo? Eligen un lugar especial cerca de su casa para enterrarla y sobre ella plantar una planta. De acuerdo al crecimiento que tenga la planta, la familia podrá ir leyendo la actitud o modo de ser que tendrá el hijo o la hija. También se dice que la placenta es devuelta a la tierra para alargar los días del recién nacido en este mundo.
TE HUA'AI - La familia: la familia de la mujer embarazada o de su pareja puede saber en
forma anticipada que un nuevo bebé llega a la familia. ¿Cómo? Ellos tienen antojos de comer cosas específicas.
HE TAPU O TE HĀNAUTAMA - Protecciones de la embarazada:
- La madre no debe caminar en las bahías. ¿Por qué? Porque el cordón umbilical puede enredarse alrededor del cuello del bebé.
- La madre no debe quedarse sola de noche, ni orinar fuera de la casa. ¿Por qué? Para evitar que los vāruas malos entren dentro de la mujer y la puedan dañar.
HE TAPU O TE MATU'A VAHINE - Tapu de la mamá:
- La madre no debe comer por sobre el bebé. ¿Por qué? Porque debilita el
cuerpo del niño o niña.
- La madre no debe comer el resto de comida que deja el bebé. ¿Por qué? Porque así se evita que el bebé se tropiece constantemente. Para corregir estas caídas, la madre debe dejar de consumir los restos de comidas que deja su bebé.
TE HENUA - Placenta: antiguamente la placenta o la tierra del bebé se devolvía a la
tierra enterrándola conjuntamente con una planta para nunca olvidar donde se
enterró, con esta acción se creía que se alargaba la vida del bebé en este mundo
TE PITO - El cordón umbilical: antiguamente el ombligo de los bebés era algo muy
preciado y se acostumbraba a guardarlo en un lugar especial dentro de la casa. Es
positivo promover que la madre y/o familia puedan designar un lugar especial para
guardarlo y protegerlo.
MO POREKO TE POKI 'ATARIKI - El hijo mayor: en la cultura rapa nui es la madre
quien deberá protegerlo, preocupándose de cumplir al pie de la letra lo siguiente:
todas las pertenecías personales del bebé serán utilizadas sólo por el bebé, nunca
deben ser utilizadas por otros. Por lo mismo, no se deben dejar las prendas del hijo
mayor colgadas fuera de casa en la noche.
MO POREKO TĒTAHI ŊĀ POKI - Si nacen otros hijos: el tapu de estos bebés es muy
distinto al del hijo mayor. La madre deberá determinar si mantendrá los mismos tapu
del hijo mayor. Se recomienda a la madre que medite y determine muy bien sobre qué
cuidados le va a brindar a sus otros hijos e hijas.
HERE HAI KUIUNTO - Atada a una soga: antiguamente cuando la mujer sentía los
dolores y sabía distinguir que el parto estaba próximo, ésta pasaba una soga por sobre
la barriga, continuando por la espalda, para colgarse de alguna viga en la casa. Antes
de ello, preparaba todos los elementos necesarios para recibir al bebé y, llegado el
momento del parto, acudían las abuelas parteras que ayudaban y acompañaban a la
mujer.
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